miércoles, 27 de abril de 2016

Mientras yo te escribo y tú me lees

Me había quedado sin escribirte durante todo este tiempo, sabía que necesitaba hacerlo pero no encontraba el momento oportuno, supongo que ese momento es este, ahora, mientras yo te escribo y mientras tú me lees. Me había quedado tan anclada en lo cotidiano, en lo laboral, que se me había olvidado dejar huella de estas palabras, las mismas que me rondan el pensamiento y que de vez en cuando intento agitar para que no rompan mi concentración, esas que me recuerdan que estás ahí y que te echo de menos cuando no estás.
Ya es hora de que te vaya encontrando, ya es hora de que te preste la atención que necesitas, y ¿sabes por qué? Porque me olvidé de hacerlo, porqué dí por hecho que lo entenderías, y lo hiciste, y ahora, justo cuando ya no  queda nada para ese gran paso, no sé si llego tarde para decirte cuánto lo siento, aún sabiendo que estamos justo en ese momento donde con tan solo mirarnos lo decimos todo, y es que tengo la sensación de estar subiendo una gran montaña, constantemente, desde hace muchos meses, muchos días, estoy agotada, muy agotada, pero ahora veo la cima, ya casi está, tú estás en ella y desde aquí, mirando a mi alrededor, hacia atrás me doy cuenta de cuanto he disfrutado durante todo este tiempo, ha sido un viaje maravilloso, tantas ilusiones, tantas sonrisas, lo tengo grabado en mi mente a la perfección, tú estás en cada uno de esos momentos, tú estás al final de la gran montaña y tú estarás para el resto de mis días. A tan sólo diez días de tus palabras, me llegan las emociones, los nervios, los recuerdos, los besos que dejé de darte, los que me quedan por ofrecerte, a tan sólo diez días de tu mirada, hoy, por fin, pude dedicarte estas palabras.