jueves, 28 de noviembre de 2019

Doce años



No hubo amor más sincero. 
No hubo amor más real. 
Mi fiel compañero. Un trozo de mi vida. 
Doce años no han sido suficientes. 
Doce años no son suficientes.
Hablamos tantas veces. 
Nos prometimos cuidar el uno del otro. 
Tú te quedarías a mi lado, conmigo, para siempre y yo haría lo mismo. 
Cuantas miradas sinceras. Cuántas lágrimas compartidas, en secreto, solos, tú y yo.
Tú y yo.
Abro los ojos al despertar y pienso en ti. 
Quiero salir corriendo de la cama, ir hacia la puerta, con mi sonrisa, que se cruce con la tuya, (mi vida) encontrarte y abrazarte, pero justo cuando estoy frente a ella, al alzar la mano para abrirla, ese agujero que se me ha hecho en el estómago se asoma y me recuerda que ya no estás. 
Que ya no estarás. 
Nunca.
Nunca es mucho tiempo. 
Nunca ni tan siquiera es tiempo.
Y, puff, eso todavía duele más. 
Muevo la cabeza en el intento de eliminar esa realidad, pero no se va, se queda ahí, ¿sabes por qué? Porque ya no estás.
Ni lo estarás.
Y entonces quiero olerte, aunque solo sea eso, y ando buscando algo que lleve impregnado tu olor, porque la piel y el olfato nunca olvidan y como ya no puedo tocarte busco tu aroma en alguna parte, pero no hay nada, porque nada me dejaste, porque nada me dejó. 
Tu recuerdo, que no se me vaya nunca, que se quede conmigo, y comienzo a buscarte, entre ellos, y ahí estás, corriendo entre los árboles, hacia a mí, para saludarme. Y sonrío, sonrío al recordarte. Pero vuelve ese agujero, para decirme que ya no estás.
Doce años no son suficientes. 
Y rompiste tu promesa. 
Dijiste que te ibas a quedar. Me lo dijiste ciento de veces. Con tu mirada. Durante doce años. Me lo estuviste prometiendo.
Hoy te escribo, para ver si al hacerlo se me va el dolor con ello y me queda todo lo sincero que me diste. 
Has roto tu promesa.  
Porque ya no sé si es enfado o es tormento. 
Porque no sé cuánto dura el duelo, pero se hace largo, se hace eterno, y se lleva en silencio.
Hacia mis adentros, como ese agujero que me has dejado y que observo.
Sólo quería olerte, pero ni eso.
Doce años no son suficientes.