Todo empezó con la idea de un viaje especial,
odio el avión por lo que puesta a elegir opté por el coche, no me importaba los kilómetros lo fundamental era que no tuviéramos que subir a uno de esos pájaros metálicos para trasladarnos, los odio con toda mi alma. Dicho y hecho. Organizamos
una ruta de doce días por todo el norte de España, yo no había estado
nunca, así que el trayecto me pareció de lo más fascinante teniendo en cuenta que soy de la opinión de que España es grandiosamente hermosa, llena de ciento de lugares donde perderse y dejar que toda su belleza se quede perenne en mi retina sin necesidad de irse a lugares lejanos cuando, uno, todavía no se conoce su propia tierra.
Y así fue, ya al principio de la
aventura me impregné de gran belleza. Olite, un pueblo de Navarra del que quedé totalmente encantada, los paisajes de su alrededor, el aire que se respira.... He
viajado mucho. Me gusta España, me gusta viajar por sus lugares, conocer su
gente, sus costumbres, si hubo algo de lo que quedé totalmente asombrada y sin
duda alguna, fue de la Sagrada Familia. No es que me llamara la atención vista desde fuera, al final, de haberla visto
tantas veces a través de fotografías, documentales, estudios, etc, verla por
fuera no me pareció impresionante, o al menos mientras hacía cola para entrar,
sin embargo, una vez dentro quedé totalmente maravillada, fue esa sensación de
belleza, sí, esa es la palabra, me pareció una belleza real, algo tan hermoso,
tan digno de contemplar. En aquel momento construí un concepto de belleza personalizado, un concepto que (creo) todos tenemos y que descubrimos justo en el momento en el que nos cruzamos con ella, con "esa belleza", una belleza que hasta la fecha no hubo otro tipo de maravilla que
me hubiera dejado prendada de ella, y recuerden, he dicho: hasta la fecha.
Pero no crean que mi viaje quedó aquí, no, no
, ni mucho menos, todavía me quedan un montón de lugares que describir, y hoy,
no es que haya decidido volcar estas palabras para hablarles de Olite, o de algún otro pueblo de la zona, tal vez otro día,
pero hoy no. Hoy, en realidad, quiero hablarles de “Teatrisso”, un lugar con
alma de belleza, localizado en
Cuzcurrita del Rio Tirón (La Rioja), un lugar que me enamora cada minuto que
paso en él, un lugar, que usted debe de visitar si se encuentra por España, y como poco, una
vez en su vida.
Teatrisso es una hospedería. Se encuentra en
el centro de un pueblo con un encanto maravilloso, lleno de verde, de aire
puro, atravesado por un río que mantiene un antiguo lavadero, al pie del mismo,
donde las mujeres del pueblo acudían a lavar la ropa, con sus típicas casas “de
pueblo” como decimos los que no nos hemos críado en ellas y nos hubiera
gustado, con su ermita, con esos cementerios amurallados y verdes, con su
castillo, con su plaza, con su todo. Un pueblo donde, seguramente, los niños (de ahora) crezcan sin un móvil en
la mano , dónde su gente les enseñe lo
verdaderamente importante, lo real, lo necesario para subsistir, lo que viene a
será nada más y nada menos que: la vida.
He de reconocer que cuando paramos con el
coche en la puerta de Teatrisso no me pareció más que una casa antigua, típica,
de pueblo, como muchas otras en las que habíamos estado y hospedado, una de
esas casas que había mantenido esas
grandes piedras que la caracterizan, pero nada más impresionante. Sin embargo,
cuando entré, me quedé con la boca totalmente abierta. ¿Saben de esos lugares
que entras y notas que es especial? ¿De esos en los que percibes que hay algún
tipo de magia? que la puedes sentir! y de la que podrías estar disfrutando
horas y horas y seguirías encontrando un rincón nuevo lleno de esa misma magia!
Esa magia que es perceptible por los cinco sentidos. ¿Saben de lo que les hablo? Ese lugar donde se
siente que ha sido hecho con ilusión, con amor, con humildad, como si formara
parte de uno mismo, como si en cada pieza pudiera percibirse un trocito de anhelo,
de esperanza, de fe, porque imagino que ya saben que la fe mueve montañas y
si mueve montañas imagínense cuando se le pone empeño. Pues así es Teatrisso.
Su entrada, con sus dos arcos hacen que
nada más con esa imagen no quieras marcharte de allí, es inevitable, es
imposible darse la vuelta “como si nada”, de pronto te tropiezas con unas ganas
exageradas de seguir en ese lugar, de
comenzar a investigar, de seguir explorando cada uno de sus rincones, es como si uno necesitara husmear por allí, entrar
en todas y cada una de sus salas, de sus habitaciones, quieres que alguien te
cuente algo sobre aquel sitio, su historia, el por qué allí, el por qué
Teatrisso, me moría de ganas, quería verlo todo, quería preguntarlo todo, y les
aseguro, que tras hacerlo, quedé mucho más maravillada si es posible…
Teatrisso tiene esa seducción que te atrapa.
Es como un hechizo. Esa sala donde antiguamente se realizaban las obras de
teatro no tiene desperdicio, no le falta detalle, uno es capaz de sentarse en
una de su butacas, cerrar los ojos, respirar y comenzar a escuchar a esos titiriteros enganchando a
todo ese público con su muñecos, sus hilos, sus voces, uno es capaz de
visualizar a esas actrices de la época desmayándose por un desamor de un galán
mujeriego que promete amor eterno a cada una de las damas con la que se
cruza….uno puede sentir incluso la música de fondo de esas obras de
tragicomedia que tanto gustaban antaño. Teatrisso es un palacete….un palacete
de ensueño.
Pero no sólo eso, imagínense que todas y cada una de las habitaciones están
ambientadas en la época, en una película, y cada habitación tiene un nombre, la
mía (porque era mía hasta que me marché)
se llama “Silencio” y es preciosa, su nombre es precioso, y ella en sí,
insisto, es preciosa, y lo es porque
cuando entras sientes la delicadeza y el cariño con el que se ha querido crear ese
espacio, no falta detalle: tengo un biombo de los de antes, con esa tela blanca
que hacían que la imaginación quedará suelta tras el perfil de un desnudo. Me
imagino a una chica de “cabaret” en una de sus actuaciones, con su sombrero de
copa negro, escondida detrás de ese biombo, con movimientos sensuales para
mantener la atención de su público y …zas! el sombrero de copa sale despedido!;
mi mesita de noche es una “mesa
camarera”, como la que se utilizaba antiguamente para repartir los desayunos en
los hoteles y mi lámpara con forma de
sombrero, como el que tenía Charles Chaplín, parece que le estoy viendo, con
ese andar, esos pies hacia afuera, ese bastón…... La habitación está dividida
en tres partes, una de ellas sirve para cocinar y comer, otra para dormir y una última como “sala de estar”,
todo ello delicadamente decorado sin que falte detalle alguno. Mi cuarto de
baño tiene un espejo como los de camerino, con varias bombillas en sus
laterales, de esos que aparecían en las películas, de esos que se encontraban
detrás del escenario, los que te permitían la última mirada sobre uno mismo
antes de salir a escena. Mi habitación (ya les he dicho que mientras estuve allí era mi habitación) está ubicada en la buhardilla por lo que
en su techo aparecen cuatro enormes vigas de madera. La campana de la iglesia
está justo al lado, y si dejas las ventanas abiertas, la puedes escuchar sonar
cada cuarto de hora, y eso me gusta, en la ciudad no se oyen las campanas, el
tráfico no lo permite. En mi habitación sí puedo oírla, puedo respirar ese aire
distinto. Insisto, es mi habitación y es preciosa.
Teatrisso dispone de distintas dependencias,
no me refiero a las distintas habitaciones, me refiero a distintas dependencias
donde los huéspedes pueden permanecer para ver la televisión, tomar un té,
jugar al ajedrez, leer un libro, o leer una revista publicada en el año 1967,
sí, han leído bien, no me he equivocado: 1967. Si deciden ir a visitarlo no
dejen de disfrutar durante unos largos minutos de la Sala Belle époque,
imposible haber acertado con otro nombre, este es justo el suyo, no hay otro,
no sería igualmente de bella si su denominación hubiera sido otra. Les aseguro
que dichas dependencias provocan que uno permanezca en Teatrisso, deje de
patearse la zona y prefiera quedarse a disfrutar de ellas, de su encanto, de su
delicadeza, de su alma.
No voy a describirles mucho más sobre este
sitio, tienen que venir a verlo, con sus propios ojos, tienen que vivirlo,
tienen que sentirlo, ponerle los cinco sentidos, porque ya les he dicho, que en
este lugar se pueden poner los cinco sentidos al mismo tiempo y ese es uno de
los motivos que lo hace tan especial.
Pero les dejo algo, una fotografía, tengo muchas más, pero esas son para mí,
para cuando quiera volver a poner los cinco sentidos en ese espacio, aunque me encuentre lejos, les dejo
una fotografía de la estancia de
comedor, del desayuno, ese lugar en el cual mientras uno se mantiene en el intento de descubrir como comenzar el día se encuentra embadurnado de ese tipo de música
que le trae a la memoria películas como "My Fair Lady", y en ese momento eres capaz de visualizar a Audrey Hepburn con su “a-e-i-o-u” ante la
insistencia del Señor Higgins por no perder su apuesta….acerquen la foto y no
se pierdan detalle, porque esto, es sólo el principio de una gran historia
llena de magia……
Y esa historia, querido lector, nos la cuenta
Laura. Laura regenta Teatrisso junto con su marido, en el año 2011 se
enamoraron de este lugar y decidieron darle ese toque personal que hoy le hace
tan encantador, ¿cómo lo sé? Me lo ha contado ella. Laura es hermosa. Tiene una
piel perfectamente delicada, el color de sus pupilas es distinto, no sabría
especificar exactamente el color del mismo, sólo que es distinto, se encuentra
entre un verde, un ocre, un miel….ya les he dicho que no sabría decirle, su
color es ese: distinto, como toda la magia que la envuelve. Laura está llena de
dulzura, nos cuenta las historias del pueblo, nos cuenta la historia de
Teatrisso, de lo que fue hace muchos, muchos años, y esa historia te engancha y
entonces viene otra más y otra más y todas las historias te encantan y quieres
que te cuente otra y mientras te las está contando tú las vas imaginando,
adaptando las personas a la época, en tu imaginación, y eso, esa capacidad de que alguien pueda
contarte una historia que consiga hacer que la imagines como si en ese momento
la estuvieras viviendo, eso es muy complicado, y Señoras y Señores, Laura tiene
esa capacidad, Laura puede hacerlo, ella puede trasladarle a ese momento, a esa
época, a ese espacio, y eso le da aún más (si cabe) encanto a este lugar.
Laura te explica qué sitios puedes recorrer
en la zona para que quedes maravillado (si venís a verla, no dejéis de seguir
sus consejos), gracias a Laura se experimenta “como ser uva y terminar siendo
un buen vino”, y sí, es una metáfora creada por mi, pero una metáfora ocurrente que me llegó
gracias a ella. Ella me aconseja que vaya a visitar una bodega donde te
explican como la uva acaba convirtiéndose en vino y qué hace que un vino sea
mejor que otro, si el roble francés es mejor que el americano o si la
fermentación maloláctica, como segunda fermentación, es necesaria o no…..al
final de la visita y a través de uno de esos cascos de realidad virtual vives
una experiencia en ese sentido, “eres un racimo de uva y ves todo el proceso
hasta que acabas siendo un gran reserva”.
Y esto, creánme, es la vida, uno nace sabiendo lo que es, sabiendo dónde
está, sabiendo de lo que está rodeado…..lo complicado es saber qué terminará
siendo, qué “procesos” encontrará por el
camino, con quien se cruzará, qué caminos se abrirán al paso y qué será capaz de ofrecer a los
demás…….y a usted, tal vez, le parezca absurda esta comparación, pero no lo es,
créame, porque esas “metáforas” sólo llegan cuando a uno se le llena el alma,
porque el alma hay que llenarla, de no hacerlo, uno se va pudriendo poco a poco
y Teatrisso, Laura, llenan el alma,
ambos han formado parte de mi proceso, Teatrisso me ha alimentado el alma de
belleza, Teatrisso es diferente, Teatrisso hay que vivirlo……no sirve que yo se
lo cuente, no sirve que se lo cuente nadie, tienen que venir, y si vienen,
disfrútenlo. www.teatrisso.com.
Tal vez, si vuelvo a encontrar una maravilla parecida a esta, decida pasarme por
aquí para contárselo……
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