Los divorcios puedan llegar a ser totalmente
destructivos y más si existen menores de por medio. Creo que afrontar un
divorcio merece un grado de madurez importante por ambas partes. Si una de las
partes no asume esa ruptura y pretende usar todo lo que encuentre al alcance de
su mano para destruir a la otra parte en realidad lo que consigue es su autodestrucción emocional que conllevará a un
estado seguro de demolición tanto a su expareja como a los hijos menores.
En Italia, una madre ha sido condenada a una multa de 30.000 euros por hablar mal del exmarido a su hijo menor de edad. De
sobra es conocido los comentarios tan fuera de lugar que se realizan a los
menores con respecto al otro progenitor, antes, durante y después de un proceso
de separación entre los cónyuges. Si bien es cierto, que dicha práctica era
conocida y considerada de mal gusto y
pésima, ahora, por fin, dicha práctica comienza a considerarse como punible, y
se espera que así sea de aplicación en el resto de países europeos. El cónyuge
separado debe salvaguardar la serenidad y el derecho de que los hijos puedan
gozar de los dos progenitores. Debe de procurar el contacto continuo con el
otro progenitor y fomentar la buena relación sin que los problemas que se hayan
generado entre los progenitores recaigan sobre los menores.
Hay progenitores que se olvidan de que los
niños "son niños" y como tal tienen derecho a disfrutar de su niñez sin necesidad
ninguna de participar en la “guerra” que sus padres han decidido montarse entre
ellos, o si “uno” de ellos así lo ha decidido. Los niños, por muy increíble que
le parezca a algunos progenitores, en procesos de divorcio también sienten,
escuchan, y sufren, eso de que se los lleven a un juzgado para que diga “si
quiera más a mamá o a papá” no lo llevan nada bien porque están en esa edad
donde lo que quieren es jugar con sus compañeros de clase y aprender en el
colegio. Y dicho esto, me viene a la memoria una publicación que realicé en este blog (Porque lo dice la Sentencia) y de la cual les voy a poner un trocito:
"Pero es más, y para que no se quede en el tintero, el niño viene también a que ese extraño le vea, le pregunte cosas, el niño tiene que entrar en esa Sala, él sólo, sin que nadie de los allí presentes sepan quién es quién, ni quién es ese niño, ni qué tristezas arrastra, ni quién es ese Señor de negro sentado en esa mesa tan grande, ni ese otro Señor que se encuentra a su derecha. Señores, extraños, desconocidos, que le preguntan cosas que en realidad él no entiende pero se encuentra realizando ese esfuerzo de intentar recordar qué es lo que le dijo mamá que tenía que decir si le preguntaban esto o lo que le dijo papá, o si fue la abuela o el abuelo, y el niño allí, dentro de su “acojonamiento” lo único que consigue decir es lo que sabe: la verdad."
Si usted quiere que su hijo aprenda a querer
y a respetar flaco favor le está haciendo si lo que usa para ello es hablar mal
del otro progenitor, el que se supone que formó parte de esa maravillosa
historia de amor que hizo que su hijo fuera engendrado. No lo olvide, usted
predica con su ejemplo, su hijo necesita sentirse querido. Lo va a tener complicado si su hijo viene a preguntarle qué significa "respeto" si usted no está dando ejemplo de ello.
El tribunal de Roma reprocha en este caso a una madre que tiene la custodia de su hijo, (pero les aseguro que también hay muchos padres que son merecedores de
este tipo de reproches), el que no haya
buscado acercar el hijo al padre, en la dirección de «una sana y obligada
relación, necesaria para el crecimiento equilibrado del menor, sino que, al
contrario, continuó de forma evidente desacreditando a su exmarido».
El juez advierte a la madre: "Si continua con su conducta objeto
de la sanción, se podría modificar las condiciones de la custodia del menor."
Es decir, la custodia la mantiene la madre,
pero es claro que no se está beneficiando al menor con aquel progenitor que
habla continuamente mal del otro, lo que podría dar lugar a que dicha
custodia se fije a favor del padre basándose única y exclusivamente en
dicho motivo , todo ello basándose, dicha Sentencia, claro está, en la Carta de los Derechos Fundamentales de la
Unión Europea, en concreto en el
ARTÍCULO 24.- Derechos del niño
1. Los niños tienen derecho a la protección y
a los cuidados necesarios para su bienestar. Podrán expresar su opinión
libremente. Ésta será tenida en cuenta para los asuntos que les afecten, en
función de su edad y madurez.
2. En todos los actos relativos a los niños
llevados a cabo por autoridades públicas o instituciones privadas, el interés
superior del niño constituirá una consideración primordial.
3. Todo niño tiene derecho a mantener de
forma periódica relaciones personales y contactos directos con su padre y con
su madre, salvo si ello es contrario a sus intereses.
Es cierto que dicha Sentencia va a crear
jurisprudencia pero no es la primera que se pronuncia en este sentido ya que en
el año 2013, y también en Italia, se dictó
otra Sentencia que también fue muy
comentada: el Tribunal Supremo negó a un padre la custodia compartida de dos
hijos menores por haber destruido la figura materna.
La posibilidad de que un progenitor pueda ser
condenado a una multa puede funcionar a partir de ahora como elemento
disuasorio para no hablar mal del otro cónyuge a los hijos, aunque esta fórmula
sólo podrá utilizarse para esos progenitores que se encuentran separados y se
rigen por una serie de medidas familiares con respecto a la relación de los
hijos, pero tras esto hay algo que me planteo: ¿qué pasa con esos matrimonios,
que aún casados, se intercambian insultos delante de los hijos? Este tipo de actitud debería de ser
igualmente reprochable, pero lo más reprochable de todo esto es que es triste que
se le tenga que decir a un padre o a una madre que no debe de insultar al otro
progenitor, que no debe de malmeter al menor con el otro progenitor, que debe
de salvaguardar las relaciones, que debe de procurar el bienestar a su hijo, es
triste, es muy muy triste, que a estas alturas de la vida, se tenga que poner
multas de este tipo con el fin de proteger a los niños de esos progenitores que
no son capaces ni de inculcar unos principios morales a sus hijos. No espere que su hijo sea una gran persona en el futuro si no le enseña lo que es el respeto.
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