jueves, 6 de octubre de 2016

Usted ya es feliz pero aún no se ha dado cuenta.

Te pasas la vida pensando en lo que quieres sin pararte a darte cuenta de lo que tienes.

Y así es, toda una vida deseando esto, y aquello, y lo otro, sin disfrutar de lo que se tiene, porque el “querer” es más valioso que el “tener” porque la ambición forma parte del ser humano y nunca sirve lo que tenemos, queremos más y eso es lo que provoca nuestras frustraciones, nuestras dolencias, nuestras envidias y nuestros recelos.

-                            .-    Me da igual lo que me cueste, pero voy a llegar hasta el final, y voy a pelear para que lo condenen, no es justo, y esto viene de atrás, de hace mucho tiempo, y no se va a quedar así, no, no, de eso nada, hasta el final!!.- 

Es la postura con la que más de un cliente llega al despacho, expone su versión y posteriormente me ilustra con su venganza disfrazada de esas palabras que no hacen más que comerse a uno por dentro. Es en ese momento  cuando intento explicarle que entiendo su postura pero que no puedo asegurarle al 100% que el asunto esté ganado. ¿Se imaginan si así fuera? ¿se imaginan que pudiera asegurar a todos mis clientes un triunfo al 100% en sus peticiones? Sería maravilloso! Pero no sería real, no sería sincera, no sería verdad, estaría mintiendo si así lo hiciera y les aseguro que no me gusta mentir a mis clientes, no creo que eso les diera confianza.
En ese momento y sin poder evitarlo (tengo que aprender a corregir eso en mí) le suelto la frase:  “la venganza no es buena, maltrata el alma”.- Claro, el cliente me mira con cara de extrañeza y añade la frase: -No, si no es venganza. 
(se hace un silencio durante unos segundos)
Me gustaría poder tener, en ese momento, un mando a distancia que dándole al botón de rebobinar hiciera que se ilustrase el instante en el que me decía aquellas palabras, poder enseñarle su actitud y lenguaje corporal mientras hablaba y analizar todo aquello juntos,  pero todo eso sólo es producto de mi imaginación, así, echada a un lado la misma, asiento con la cabeza y procedo a examinar la documentación con la que pretendo defender “su venganza”. Que no es que no haya que defenderlo, no, no me refiero a eso, me refiero a que si se consigue controlar esos sentimientos y pensamos con objetividad el resultado es mucho más satisfactorio, el cliente se siente más feliz, y en caso de perder, la frustración es mucho menor,  y eso sí lo puedo asegurar al 100%.
Es en ese momento cuando uno se da cuenta que la felicidad “está por llegar” para prácticamente todas las personas. De un modo u otro es como si pensáramos que “cuando esto ocurra o esto otro” ya tendré lo que quiero y eso me aportará felicidad. Grave error. No es así, eso es tan sólo una frase de consolación que “la venganza”, "la envidia" o "el anhelo" nos anda diciendo para que se siga alimentando.
Ya se sabe que hay batallas que es mejor perderlas, ¿qué prefiere? ¿tener paz o tener razón? La única batalla por la que hay que luchar es por lo que vale la pena tener, por lo que ya se tiene. Esa lucha, esa venganza no le trae nada bueno y no le deja ver lo que usted actualmente tiene. ¿Tiene salud? ¿Tiene trabajo? ¿tiene una familia? ¿tiene una pareja? ¿tiene un techo dónde dormir? ¿tiene comida para llevarse a la boca? ¿qué más quiere? Piénselo: ¿qué más quiere?

Para mí es maravilloso llegar todos los días a casa y cruzarme con la mirada de mi marido, no creo que exista momento más especial a lo largo del día. Saber que cuando yo llegue, él estará ahí, esperándome, poder contarle como fue mi día y escuchar qué tal le fue en el suyo, regalarnos unas caricias, unas sonrisas, unas miradas……terminar en el sofá, abrazada a él,  mientras vemos algo en la televisión, sentir que está conmigo. Porque todo eso es lo que tengo en ese momento y eso es lo que me hace feliz, disfrutar de ese instante, ser consciente de estar viviendo ese momento, justo ese momento,  y no otro, no “un momento que está por llegar”, no, no, yo me refiero a ese, el que estoy sintiendo con mis cinco sentidos en ese preciso instante, porque en la vida eso es lo que nos llevamos, lo que terminamos recordando, lo que hicimos, lo que vivimos, quién estuvo a nuestro lado, y les aseguro, que estar junto a una persona como mi marido es haber conseguido plena felicidad, y ¿saben por qué lo sé? Porque llegó un momento en mi vida que decidí ponerme a valorar lo que tenía y no lo que quería, y desde ese preciso momento el prisma con el que se valora lo que uno tiene es totalmente distinto. Valore lo que tiene y no lo que quiere. 
No nos enseñan a eliminar los sentimientos negativos, muy al contrario, desde pequeños nos enseñan a alimentarlos, siempre he creído que hay muchas asignaturas que deberían de darse en el colegio: respeto, solidaridad, valoración, comprensión, estudio de los sentimientos, la felicidad es ahora, y toda una serie de asignaturas que se me ocurren para una mejor socialización y que se resume en lo que viene a ser la inteligencia emocional. Pero esto, por desgracia,  también forma parte de mi imaginación.


Y no confundan mis palabras, no les hablo de conformarse con lo que tienen ahora y dejen sus aspiraciones a un lado, no me refiero a eso, lo que intento decirles es  que tener aspiraciones es lo que hace que sigamos adelante pero que la felicidad no dependa de esas aspiraciones, porque la felicidad depende de lo que ya tiene, de su “ahora” de la vida que está viviendo y eso es lo que deberíamos transmitir a nuestros pequeños ¿no cree? Preguntarles qué quieren ser de mayores,  y disfrutar con ellos con sus respuestas porque uno quiere ser astronauta, el otro piloto y aquel veterinario, enseñarles a que tienen que pelear por ser lo que quieran ser que no tiene que permitir que nadie les diga que "no pueden" porque eso no es cierto, pero mientras tanto, durante el camino de esa pelea que sepan que son felices, que ya lo son, que disfruten del momento que están viviendo, que lo valoren, que se deleiten de ese instante que lo sientan por dentro, que les alimente el alma, que les llene ese "saco" de felicidad que todos tenemos desde que nacemos, porque la felicidad no está en ser médico, abogado o presidente, porque la felicidad no está en ganar una sentencia (eso se llama satisfacción), porque la felicidad está dentro de uno mismo, todos los días, en cada ocasión, de usted depende si quiere que le acompañe o prefiere dejarla escondida. 
Créame, usted ya es feliz pero aún no se ha dado cuenta.


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