viernes, 18 de marzo de 2016

UN HEROE, MI HEROE

¿Quién quiere superhéroes teniendo un héroe como el que tenemos en casa?  Mi héroe no lleva capa ni antifaz, no tiene ningún poder extraordinario. Mi héroe ya no es joven ni alto ni tiene grandes músculos. Mi héroe no sale en televisión. No es conocido mundialmente. Mi héroe prefiere el anonimato. No quiere que nadie sepa cuál es su gran virtud. Mi héroe no sale por las noches para acabar con “los malos”. No tiene un coche multifuncional. No tiene un mayordomo que le prepare el traje y le arranque el coche. No tiene un superordenador que le permita ver dónde estamos en cada momento. Mi héroe no necesita nada de eso, mi héroe  necesita ver  feliz a su familia, y eso  es lo que le hace ser un héroe. Mi   héroe.

Un héroe que sigue luchando por nosotras, levantando con sus manos toda una vida familiar,  sin caer, sin desvanecerse, sin rendirse.  Un héroe que ha cedido todo su tiempo a favor de mantenernos, rodeado de féminas que hacían que la convivencia  fuera algo más difícil, más difícil para él, por intentar entendernos, más fácil para nosotras, por esa  complicidad que provocaba  que lo dejáramos  a un lado. Jamás se quejó. Un héroe que jamás reprochó nada. Un héroe que se amoldó a todas las situaciones, al primer llanto, a las noches sin dormir, a  la primera vez que montamos en bici, a la primera caída,  a nuestra adolescencia, a nuestros desamores. Consejero de la vida que él ya tenía recorrida. Inculcador de un gran respeto. Fundador de grandes principios. Orgulloso de todo lo conseguido. El que hacía que un gran problema se convirtiera en una situación cotidiana. Un héroe que a pesar de los años pasados nos sigue mirando con la misma ternura. Un héroe que sigue cuidando  de nosotras. Un héroe enamorado de su familia, de sus hijas, de sus nietos. Un héroe que ahora se ha hecho consentidor por los más pequeños de la casa. Un héroe que ha conseguido que, esos renacuajos, se hayan dado cuenta de que su abuelo es un héroe. Es “el héroe”.  Es “su héroe”.
Un héroe que concluye siendo un pilar fundamental. Un héroe que por su magnitud, su tolerancia, su respeto, su cariño, su paciencia, su todo,  acaba convirtiéndose en algo más. Por su esfuerzo, por todo su conjunto, por sus chistes malos, por sus payasadas, por ti papá, por las veces que no te lo digo. Mi héroe. Mi rey. Mi trocito de corazón. Mi trocito de vida. Feliz día. Te quiero.



No hay comentarios:

Publicar un comentario